El establecimiento educacional denominado Escuela Básica Lo Salinas enfrenta hoy un escenario que demanda un liderazgo directivo capaz de conducir procesos institucionales y pedagógicos con claridad técnica, visión estratégica y un fuerte compromiso con la mejora continua. Tras más de un año y medio con dirección subrogante, la escuela requiere restituir una conducción estable que reordene los procesos internos, revitalice los equipos y establezca lineamientos claros respecto a la gestión pedagógica, la convivencia escolar y la organización institucional. En este contexto, el/la Director/a deberá instalar un modelo de liderazgo que asegure coherencia entre el Proyecto Educativo Institucional, las necesidades de la comunidad y las exigencias del sistema escolar.
El primer desafío radica en fortalecer las condiciones para mejorar los aprendizajes en un establecimiento pequeño, con doble jornada y con resultados académicos por debajo de los estándares esperados, especialmente en el SIMCE y en otras mediciones internas y externas. La función directiva debe orientar la labor docente hacia prácticas pedagógicas de alto impacto, acompañar la planificación y evaluación formativa, y consolidar mecanismos de monitoreo y retroalimentación que permitan tomar decisiones basadas en evidencia. La presencia de un alto porcentaje de estudiantes pertenecientes al Programa de Integración Escolar exige, además, que el liderazgo sea capaz de articular de manera efectiva el trabajo entre aula regular y equipos PIE, promoviendo prácticas inclusivas, diversificación de la enseñanza y un uso eficiente de los recursos de apoyo.
A la vez, el director o directora deberá conducir un enfoque integral de convivencia escolar y desarrollo socioemocional, considerando que Lo Salinas es un sector de alta vulnerabilidad con población que se ha conformado a partir de procesos de relocalización y acceso a viviendas sociales. Este contexto requiere un modelo preventivo y comunitario, basado en la construcción de confianzas, la promoción del buen trato y la implementación de estrategias de acompañamiento socioemocional para estudiantes y familias. La labor directiva deberá coordinar redes territoriales, articular apoyos externos y fortalecer los equipos de convivencia y apoyo, asegurando respuestas oportunas ante situaciones de riesgo o necesidades urgentes.
Otro desafío central es la relación con las familias, caracterizadas por un alto nivel de compromiso, pero con limitada disponibilidad por sus extensas jornadas laborales en fundos y actividades agrícolas. El/la Director/a deberá desarrollar mecanismos de comunicación flexibles, pertinentes y culturalmente adecuados, que faciliten su participación y fortalezcan la corresponsabilidad educativa. La generación de espacios de encuentro, talleres y estrategias colaborativas será clave para sostener el vínculo entre escuela y comunidad, especialmente en un territorio donde la escuela constituye un punto central de cohesión social.
Finalmente, el liderazgo directivo deberá consolidar el trabajo docente, reconociendo que el establecimiento cuenta con profesionales responsables y con alta capacidad de adaptación a las características del contexto. Se espera que el/la Director/a impulse el desarrollo profesional, la conformación de equipos colaborativos y la instalación de una cultura escolar basada en la mejora continua, la reflexión pedagógica y el compromiso con la calidad educativa. Asimismo, deberá fortalecer la gestión de recursos, la organización institucional en doble jornada y el aprovechamiento de apoyos municipales, garantizando condiciones adecuadas para el aprendizaje y el bienestar de toda la comunidad escolar.